La piña es el producto agrícola por excelencia en Costa Rica y en la región, su uso para consumo local y para exportación la coloca a Costa Rica como el principal país productor de la piña.
Los residuos de la piña, en especial la corona, suele usarse para seguir la línea de producción, pero gran parte de esas coronas se desecha y no se le da uso.
Es en esa coyuntura que sobresale en el sector piñero mundial el proyecto Colombiano Lifepack, que usa los residuos de la piña, en especial la corona de la piña para procesarlas convirtiéndolas en fibras naturales que se transforman en papel biodegradable un 100%. Mismo papel que es usado para 2 productos fuertes: los platos biodegradables y los platos germinables, cada uno con una variedad amplia de productos.
En los platos y productos germinables, sobresale que, dentro del proceso de convertir los residuos de corona de piña en fibra, se incluyen semillas de variedad de plantas. Por lo que, al usarse, puede sembrarse y regarse con agua para lograr el nacimiento de plantas. Sumado a que por cada planta que germina en los productos filtra hasta 1 tonelada de CO2 causando un efecto positivo en la huella de Carbono.
Mientras que, en los platos y productos biodegradables, se usa la fibra igualmente convirtiéndose así en una herramienta de uso que será 100% compostable, único, higiénico, soporta la humedad y el calor de alimentos.
Dentro de las opciones hay una infinidad de productos como: cajas, pitillos, papel, servilletas, vasos, bolsas craft y cubiertos.

Fibra de residuos de piña colaborando a reducción de contaminación
En América se desecha más de 146 mil millones de tazas de consumo de café al año. Incluso cuando pensamos que estamos reciclando y haciendo una buena obra, el propio papel dentro de estos productos sólo se puede reutilizar 2-3x antes que las fibras son inutilizables y se desecha en vertederos locales sin que el consumidor lo sepa. Lo mismo pasa con los productos de uso rápido de material plástico que representa un 4% de las toneladas anuales de basura que no termina ni en reciclaje.
Lifepack, es un emprendimiento que nació de la mano de Claudia Barona y Andrés Benavides, en la ciudad de Cali en Colombia, con la idea de “revolucionar el mundo de los desechables al fabricar un producto que no solo sea biodegradable, sino que vaya más allá”. Dicha revolución encontró un aliado estratégico en el sector productivo piñero, al comprar los residuos de la piña (en especial la Corona) para convertirlo en material de fibra.
“Una vez utilizamos eso, le metemos semillas dentro de la celulosa vegetal, entonces luego de utilizar el plato se puede sembrar en una matera, un jardín el palto desaparece y germina en una planta”, indicó Claudia Barona, cofundadora de Lifepack.
Según sus creadores, la idea es combatir la contaminación generada por materiales como el plástico y el estereofón.
“Creamos los platos germinables con la finalidad de reducir esta contaminación, de tal manera que cuando la persona use el plato lo puede arrojar o sembrar y después obtener una fresa, una zanahoria y hacer una huerta en su casa o escuela”, afirmó Andrés Benavides, co-creador del producto.
La vajilla ecológica, compuesta de ocho platos grandes, ocho medianos y 24 cubiertos ya se vende en Estados Unidos y Suecia.
Emprendimiento reconocido a nivel mundial
En su camino por consolidar cada vez más su empresa, Claudia y Andrés se han destacado por quedar seleccionados en reconocidos programas que apoyan a emprendedores que tienen un modelo de negocio innovador. Algunos de ellos han sido ‘Destapando Futuro’, de la Fundación Bavaria; ‘Valle E’, de la Cámara de Comercio de Cali y ‘New Ventures Colombia’, de la Universidad de los Andes
También fueron seleccionados entre los tres finalistas de los premios Viva Schmidheiny 2017 en la categoría Innovación Ambiental.