
Un proyecto innovador, único en su tipo, con sello 100 por ciento regional, que coloca a San Carlos a la vanguardia de un modelo de negocio socio ambiental que rompe paradigmas.
La bióloga Lilliana Rodríguez, quien lidera esta investigación desde hace 14 años, explicó que es la primera vez que a nivel mundial se cultivan hongos Ostra en rastrojos de piña, lo que a su vez disminuye la contaminación generada por los desechos de esta fruta.
Según Rodríguez Barquero, directora del Área de Investigación y Transferencia Tecnológica de la Universidad Técnica Nacional (UTN), hasta ahora los países productores de este alimento lo hacen en rastrojos de avena y trigo.
En el caso de Costa Rica, agregó la científica Sancarleña, los actuales productores de hongos Ostra compran pacas de paja, lo que encarece el proceso de cultivo.
“En este proyecto se incorporan varios aspectos innovadores y por primera vez, utilizamos rastrojos de piña. En otros países se usan otros rastrojos, como los de avena y trigo. En nuestro país, algunos productores lo que utilizan es paja que compran y, lógicamente, representa un costo para ellos”, enfatizó Rodríguez.
Fue en el año 2008 cuando este proyecto, que al día de hoy involucra a la academia, empresa privada y Cooperación alemana, empezó a dar sus primeros pasos en la Zona Norte.
La investigación es liderada por la Universidad Técnica, en alianza con la empresa Nicoverde, que facilitó sus instalaciones en Pital de San Carlos para levantar el módulo de cultivo de hongos y asumió el compromiso de comprar la futura producción local para venderla en los mercados internacionales.
El Gobierno alemán, por su parte, mediante la agencia de cooperación GIZ aportó el contenido económico para construir dicho módulo, que servirá de referencia para futuros modelos en esta misma cadena de producción.
«Realmente estamos bastante contentos porque gracias a este proyecto, tenemos ya en la Región Norte la infraestructura y el equipamiento para desarrollar esta innovación a nivel comercial en el corto plazo», adiciona Rodríguez.
Los rastrojos de piña son las plantas que quedan en los campos después de cada cultivo y cuando no son tratados adecuadamente, producen plagas de moscas que perjudican al ganado.
“Este proyecto es innovador y representa una oportunidad para la economía local, ya que el emplear los rastrojos de piña en el cultivo de hongos comestibles representa una gran oportunidad para las zonas rurales como esta Región Norte, pues producirá trabajo y nuevas oportunidades de mercado”, dijo Luciano Nicolis, representante legal de Nicoverde.
La idea es que sean grupos vulnerables, como asociaciones de mujeres jefas de hogar y personas con discapacidad, así como organizaciones de pequeños productores de diferentes asentamientos campesinos, entre otros, los más beneficiados con esta iniciativa local.
Trabajar con los productores, siguiente paso
Luego de 14 años de investigación, de ensayos y pruebas, la Región Norte está más cerca de poner en marcha el cultivo de hongos Ostra en rastrojos de piña a nivel comercial.
El proyecto como tal posee ya la infraestructura adecuada para desarrollar la siembra de esta fuente de proteínas y vitaminas, lo mismo que la tecnología necesaria para climatizar los módulos durante cada etapa de crecimiento.
Como parte de este mismo proceso, también existe un banco de semillas con más de una decena de variedades de hongos comestibles, que serán reproducidos aquí de manera exclusiva para selectos mercados en el mundo.
Precisamente, la biólogo Rodríguez adelantó que, la siguiente etapa incluye la construcción de módulos didácticos para empezar a trabajar con los futuros productores de hongos Ostra en la Zona Norte, es decir, el proceso de capacitación para que aprendan la técnica de manera correcta y que el cultivo sea exitoso.
Esta etapa, agregó la científica de la UTN, también permitirá cuantificar la inversión económica que deberán hacer los norteños interesados en este modelo de negocio socioambiental único.
“Estamos haciendo articulación local para poder generar esos módulos aquí mismo, para tratar de bajar los costos. La idea nuestra es asegurarle al productor que va a contar con toda la línea de abastecimiento, incluida la compra de cada cosecha”, destacó la científica.
El modelo del pollito
Además del compromiso adquirido de comprar la futura producción de hongos Ostra de la Zona Norte para colocarla en el mercado europeo, donde este alimento posee una alta demanda, la empresa Nicoverde facilitará a los productores el paquete tecnológico completo para sembrar y cosechar.
La directora del Área de Investigación y Transferencia Tecnológica de la UTN lo asocia al «modelo del pollito», que ha sido exitoso en esta Región Norte.
«Cuando las personas quieren producir para una empresa de pollos, lo que necesitan es un galpón y les llevan el pollito para que lo engorden. En este caso, nosotros le daríamos al productor la bolsa para producir los hongos de dos a tres semanas, sin ninguna de las complicaciones técnicas ni de equipamiento que tendría un productor solito», recalcó Rodríguez.
Costa Rica produce pocos hongos comestibles al día de hoy, el 85 por ciento es importado de países como Colombia, motivo por el cual este proyecto coloca sobre el escenario una oferta de oportunidades para la Zona Norte.
Adicionalmente, los rastrojos de los hongos tienen un potencial enorme para la producción de cartón, papel y la industria biomédica.