Pacto Verde y sus implicaciones para los agronegocios


El Pacto Verde plantea una serie de retos para el sector agroexportador, algunos requisitos son de acatamiento obligatorios y vinculantes, como es el límite máximo de residuos de pesticidas que tendrá una mayor exigencia.

Entrarían en las listas de prohibición una serie de agroquímicos nitrogenados y fosforados, así como antibióticos que, tradicionalmente, son utilizados para asegurar la sanidad vegetal y animal, manteniendo su productividad. 

Al no tener un reemplazo inmediato para estos elementos, representantes sectoriales, tanto en la Unión Europea (UE) como fuera de ella, indican que verán seriamente afectada su rentabilidad y acceso al mercado. En la UE se apoyará con recursos importantes de investigación, desarrollo y transferencia tecnológica para facilitar el tránsito hacia modelos de producción sostenibles.

Los productores de toda Latinoamérica requieren un soporte técnico y financiero para facilitar el mismo proceso. Se señala en esta publicación del Banco de Desarrollo que, casi un tercio de la superficie cultivable de Suramérica está cubierto por soya, que utiliza agroquímicos bajo la mira de la UE, actualmente. De igual manera, muchos otros rubros agrícolas y ganaderos, en los que se alentará la protección de cultivos mediante manejo integrado de plagas, control biológico y otras prácticas. 

Para monitorear la reducción de uso de pesticidas, se ha establecido un Índice Armonizado de Riesgos, que ya tiene 5 años evaluando el cambio en la UE.

Otros aspectos clave tienen que ver con el cambio tecnológico y de prácticas para reducir la contribución de las cadenas agroalimentarias en cuanto a gases de efecto invernadero y la deforestación desde la base productiva, incluyendo las importaciones. Se plantea incentivar modelos basados en Agricultura Regenerativa, Economía Circular y Bioeconomía. 

Por su parte, la Comisión responsable de la Estrategia F2F desarrollará un Código de Conducta para Prácticas de Negocios y Mercadeo, con un sistema de monitoreo permanente.

Como se ha visto con mayor claridad durante la pandemia, Latinoamérica aún tiene rezagos importantes en sus sistemas de salud integral, gestión de la calidad e inocuidad y mercadeo adecuado de sus alimentos, con diferencias entre países por supuesto. 

Los sistemas de vigilancia y control sanitario para exportaciones han mejorado en países con una canasta exportadora importante, pero se han descuidado los internos, por lo que adecuarse a estándares más elevados para cumplir con normas internacionales obliga a los países a armonizar sus normas y sistemas, beneficiando a la larga también a su propia población.

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