Instituciones del estado como el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), realizan una serie de investigaciones bajo el nombre de “mapas de alerta temprana” para identificar en dónde se ubican las poblaciones de mosca del establo y cuáles son las áreas de rastrojo alrededor.
El estudio por medio de esos mapas se realiza en zonas como Pital, Río Cuarto y parte de Sarapiquí. El desarrollo de esta iniciativa redujo a la fecha en un 45% las denuncias de ganaderos.
Según informó Erick Vargas, Coordinador del INTA en la Región Huetar Norte, el proyecto inició con un plan piloto de 8 mil hectáreas, y actualmente se estudian 40 mil hectáreas.
“Este esfuerzo nos permite concentrar a los funcionarios en donde se encuentra el problema y atacarlo con acciones que se realizan en conjunto con los productores, con esto logramos un manejo integrado de la mosca del establo” añadió Vargas.
Aceite de coco como repelente El uso de repelentes pareciera ser una importante solución al problema de la mosca del establo.
Los ensayos con repelentes a base del aceite de coco se realizaron en la finca la Lydia en Pital de San Carlos.
“Los números reflejan que donde no se usó el repelente se refleja la presencia de 185 moscas, mientras que dónde se usó apenas 10” señaló Vargas.
Este tipo de repelentes naturales interrumpen el ciclo vital y se evita el desarrollo de larva a adulto.
Según señaló Vargas, se está en proceso de estudio para determinar en el país qué componentes se necesitan en el aceite de coco para lograr la solución definitiva.
Trampas de tela Estudios realizados en la finca Improtsa en la Zona del Caribe determinan que, tras probar distintas trampas, las que más funcionan son las pegajosas, puesto que tienen mayor captura de adultos.
Este tipo de trampa sería una alternativa a las de plástico y con ello se contribuye a la reducción de este material en las fincas.
Las trampas tienen una vida útil de dos años y pueden capturar 500 moscas en una semana.
El objetivo de este método es monitorear las poblaciones e identificar si hay plagas, que son las que hacen daño a los afectados.
De esta forma, las instituciones del estado desarrollan una serie de estudios para apoyar a los productores agrícolas en la erradicación de la mosca del establo, que se unen a los múltiples esfuerzos realizados en las fincas, donde atienden responsablemente y cumpliendo con las normativas ambientales el tratamiento del rastrojo en sus diferentes etapas.