Por Ing. Agr. Didier Rodríguez G.
Recientemente ha habido mucha información y artículos relacionados con la inaudita crisis de los contenedores y su impacto en la economía del país y del mundo en general la que, por supuesto, golpea en forma directa e inaudita, la producción agropecuaria.
Esta situación histórica cuyo impacto es muy amplio, afecta el sector agrícola básicamente, con la escasez de insumos, una brusca escalada de precios de los mismos que nos lleva y nos llevará aún más en el futuro cercano, a un fuerte aumento de los costos de producción e inversión.
Ante la inminente crisis para todos los sectores involucrados en el agro, debiéramos pensar seriamente en medidas urgentes para balancear el esquema de costos y rentabilidad. Algún autor proponía que es vital ante este panorama, traer a tiempo presente la tecnología, los productos y procedimientos de una agricultura planeada para el futuro, y por qué no, hacer un uso más eficiente de los recursos naturales existentes. Pero lo cierto es que, cada productor y cada gremio productivo, debe idear sus propias alternativas de defensa, ya que hasta este momento, el Gobierno no se ha pronunciado ni prepara ninguna medida que pueda ayudar en lo que está ocurriendo y lo que viene, que aunque parezca ficción, está realmente sucediendo y más vale correr en analizar y encontrar paliativos valederos para salir adelante.
Los efectos:
A mediados de este año, empezamos con importantes alzas en los precios internacionales de los fertilizantes y se ha empezado a sentir la falta de oferta y alza de precios de los otros insumos y materias primas, necesario para la agricultura, tanto a nivel nacional como internacional. Esto incluye además, plásticos y sus derivados, acero, maquinaria y materiales de construcción, entre otros, especialmente en productos que se fabrican de China.
Para los fertilizantes procedentes de Europa, el costo de producción fue afectado por un fuerte y desmedido incremento del gas natural, fuente de energía de las fábricas, por lo que se vienen elevando sustancialmente los precios al consumidor final de nuestros países. Igualmente, muchas fábricas en Estados Unidos que se suplen de esas materias primas para fabricar diversos tipos de abonos, están anunciando alzas en sus productos.
Ahora sumamos a esa crisis, el alza de fletes marítimos y la falta de oferta en los fletes marítimos, que, automáticamente eleva los costos de producción a niveles realmente preocupantes.
Por otro lado, analizando las diversas y recientes informaciones y opiniones de expertos, pareciera, lamentablemente, que esta crisis de contenedores o de transporte marítimo y ahora el efecto dominó hacia otros sectores, no tiene esperanza de revertirse, o pareciera casi imposible según los economistas. O sea, volver a los precios de los fletes marítimos de antes de la pandemia, y a precios de costos, siquiera similares a los actuales, no parece factible. Y esto es porque ya no se trata solamente de la peor crisis de fletes marítimos de la historia solamente, sino que, se ha ido poniendo mucho más compleja y embrollada de lo que podamos imaginar al entrar en juego otros factores como los antes mencionados de las fuentes de energía de las fábricas y por el hecho de continuar la pandemia sin un control total visible, ya que se habla de constantes nuevos “brotes” en China y Europa que obligan a la paralización parcial o temporal de plantas proveedoras.
La crisis comenzó con falta de contenedores para enviar materiales desde China a América. Esta drástica baja en la oferta de los mismos, de inmediato desencadenó un rápido incremento en el costo de transporte de cada contenedor, que pasó en poco menos de un año de valer un promedio de 3000 USD a casi 20,000 dólares en la actualidad. Esto significa alrededor de un 1000 % de aumento y que aún no se detiene. La razón de dicha falta de contenedores se le achaca a las acumulaciones de los mismos en diversos puertos importantes del mundo, en vez del flujo normal de ida y vuelta de los mismos hacia los puertos de origen, debido a congestiones, cierres y otras complicaciones derivadas de los efectos del COVID.

Paralelamente a eso, el petróleo ha ido subiendo en este mismo tiempo y con más intensidad una violenta alza en el precio del gas natural, que a su vez impactó las fábricas, las que, sumadas a cierres o reducciones de producción por nuevos brotes de COVID, ahora se veían doblemente afectadas por esta alza del gas, tal como se indicó para las fábricas de fertilizantes en Europa.
En China, estos cierres y reducciones de producción, hicieron que las plantas productoras se sumaran al fenómeno, lo cual ha dado como resultado, un aumento inmediato del precio y una disminución de la oferta de inventarios de materias primas, tal que, es toda una odisea conseguir el producto, las cotizaciones se sostienen solo 24 horas y luego viene una espera que a veces parece interminable para conseguir un barco que traiga la mercadería.
Con todo esto, tenemos el daño completo a la vista y en el momento: elevaciones bruscas de los precios de las materias primas debido a las razones antes expuestas, altísimos costos y falta de oferta de fletes, que aún siguen creciendo y así se produce como resultado tres problemas graves en el suministro de insumos para la agricultura: escasez de los mismos, altísimos precios y atrasos exagerados en las entregas y embarques. Una situación dura de digerir, de resolver y de impacto negativo potente en la agricultura. Y sobre cuando se detendrá este proceso negativo, algunos opinan que se puede estabilizar no antes del final del 2022, pero sin esperanza de volver a los niveles prepandemia. Otros más pesimistas, ven más lejana la estabilización.
Los efectos en los costos de los insumos para la agricultura se han empezado en sentir fuertemente, en especial en los precios de los fertilizantes. Otros insumos, tales como agroquímicos, abonos líquidos o solubles, plásticos para envases o empaques, maquinaria y equipo agrícola en general, o aún no reflejan los sorprendentes aumentos quizá debido a las existencias en las bodegas de los suplidores nacionales e internacionales, pero posiblemente ocurra conforme se vayan acabando dichas reservas.
Es importante analizar el impacto inevitable en la producción de alimentos, como un aumento muy fuerte en los costos de producción, derivados de los nuevos precios de insumos agrícolas en general e indirectamente debido a los costos crecientes del petróleo y del acero en el mercado mundial que afectará maquinaria, herramientas y materiales de construcción. Y viendo un poco al futuro, podríamos tener entonces, menores áreas de siembra, inversiones decreciendo e incluso menores niveles de producción por hectárea y por tanto, una menor oferta en el mercado mundial. De esto último se espera, que eventualmente nos dará un alza en los precios de los productos agrícolas en los mercados locales y mundiales debido a leyes de la oferta y la demanda. Esto ya se empieza a notar en los casos del trigo, azúcar, carne, aceites vegetales y lácteos. Para el productor de piña, banano, café y cítricos se esperaría el mismo fenómeno, sin preverse en qué tanto, los nuevos precios de estos productos van a compensar los elevados costos de producción.
Sobre este tema, lo peor que puede ocurrir para el productor, es no hacer nada. Más vale sentarse a analizar acciones integrales que pueda ejecutar, utilizando tecnología, procedimientos y recursos naturales existentes. Se debe recurrir a soluciones de mucho impacto también, medidas fuertes para combatir dicho problema. Todo esto, como un sano intento de evadir la tempestad e incluso aprovechar la crisis para convertirla en una oportunidad de mejora, ya que, de otra manera, el negocio de la producción agrícola puede caer a niveles de poca o nula viabilidad.
Así que, tomar medidas prontas, antes que la situación sea inmanejable parece ser algo que debemos analizar y aplicar.
Algunas cosas que se podrían implementar:
En general, a nivel de estrategia, la primera medida que uno podría visualizar es un aumento en la producción por hectárea, como una medida para compensar los costos, seguida de una inmediata eficientización en los mismos en todas las áreas posibles, lo que obviamente no es simple ni fácil, pero, para sobrevivir e incluso mejorar hay que estar dispuesto a buscar esas posibilidades. Y esto depende mucho del cultivo, del mercado, de la zona, de las áreas y del capital disponible, pero ante todo de una actitud analítica y positiva en lo posible.
Este aumento en la producción por área, es un reto, una alternativa o una oportunidad y puede analizarse desde la perspectiva del uso de nuevas y mejores técnicas de producción, tanto a nivel de tecnología de punta para medir índices diversos a nivel de suelo y planta que permitan aplicaciones de insumos muchos más exactas, específicas y certeras. En lo posible variedades más productivas y resistentes o tolerantes a plagas y enfermedades. También el uso de nuevos insumos, más eficientes, más amigables con el medio ambiente e incluso algunos con efectos de aumentar la defensa natural de las plantas y disminuir la carga química y ante todo, agregar componente nacional o producido en la misma finca que no esté afecto a esta problemática, lo que incluye uso de productos biológicos o botánicos producidos localmente, con lo cual ya muchos productores nacionales han generado excelente experiencia y valor. En el campo de la nutrición, aumentar la producción en cada finca de abonos orgánicos mejorados, que no solamente ayudan a bajar costos o competir mejor, sino que reducen la carga química y aumentan defensa natural de los cultivos, mejoran la estructura de los suelos y la disponibilidad de elementos, entre otras ventajas. Es hora de manejar el suelo inteligentemente con un enfoque más natural de mediano y largo plazo y bajar la dependencia de productos traídos del otro lado del mundo. Utopía o reto? Depende de la actitud del productor o empresario, de los recursos y otros factores involucrados. Pero es posible.
La creatividad de cada productor o empresa debe desbordarse hacia la búsqueda y aplicación de muchas otras alternativas de soluciones, porque la verdad es que llegó la hora de dejar la zona de confort y empezar a crear alternativas de soluciones al problema que posiblemente sea una nueva realidad impuesta. No queda otra alternativa para todos los sectores, industrial, de producción, y profesional , y demás involucrados que confrontar la situación y sus efectos y entonces encontrar lo más rápidamente posible, opciones viables para sobrevivir y sacar adelante la tarea.