Desechos de piña para crear cuerda de uso agrícola

Uno de los principales problemas que enfrenta el cultivo de la piña en Costa Rica es qué hacer con el rastrojo que resulta de su producción. Esta acción, si no se realiza de manera adecuada, puede dar como resultado un daño severo al terreno agrícola y generación de plagas que afectan a las zonas circundantes.

De ahí que surjan ideas innovadoras que busquen sacar provecho de estos desechos y proteger al mismo tiempo al medio ambiente. Un ejemplo de esto es el trabajo final de graduación denominado: Evaluación de alternativas de aprovechamiento del rastrojo de la piña, para diseño de un modelo de negocio que contribuya con el manejo sostenible del residuo.

Esta investigación la realizaron Rodrigo Chamorro Hernández, Luis Carlos Torres Ramírez y Esteban Valverde Hernández, como parte de su tesis de graduación de Licenciatura en Ingeniería Industrial en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Investigación dirigida al sector agroproductivo

Este estudio propone la valoración de un modelo de negocio sustentable, que utiliza los residuos del rastrojo de la hoja de piña para crear una cuerda que es de amplia utilización en la producción agrícola.

Los investigadores analizaron las alternativas de aprovechamiento existentes para elegir alguna de ellas y proceder a elaborar un modelo de negocio que impactara los tres ejes del desarrollo sostenible, que son las variables económicas, sociales y ambientales. Al mismo tiempo, querían que estuviera acorde con la realidad nacional y que fuera realista a la hora de implementarla.

Para poder aplicar la metodología propuesta trabajaron en una empresa piñera que se ubica en Los Chiles, Alajuela. “Fue seleccionada debido a que podía representar una oportunidad importante de impacto positivo en la zona Huetar Norte, dados sus indicadores socioeconómicos, y la gran cantidad de productores independientes que allí existen, lo que permitiría tener una mayor probabilidad de que hubiese más interesados en conocer el proyecto. También buscamos contactar a empresas piñeras de otras zonas del país, pero sólo de la Huetar Norte recibimos respuesta. Por un acuerdo de confidencialidad, no podemos dar detalles específicos de la piñera con la que trabajamos”, explicó Esteban Valverde.

El objetivo principal del proyecto es evaluar las alternativas de aprovechamiento del rastrojo de la piña, para diseñar un modelo de negocio que contribuya con el manejo sostenible del residuo.

Además, con el fin de cuantificar diferentes indicadores del proyecto para su viabilidad comercial, financiera y ambiental, los autores establecieron diferentes variables relacionadas con el proceso productivo, los requerimientos de la materia prima, los equipos necesarios y los elementos espaciales.

“Integramos a la asociación solidarista de trabajadores y a los propietarios de la finca piñera dentro del proceso de producción de la cuerda, para crear un mayor impacto social al brindar oportunidades laborales y beneficios económicos para la comunidad. Al final, este modelo de negocio circular obtuvo una aceptación del 90 % entre ambos actores”, destacó Valverde.

Se escogió la cuerda de polipropileno, que es de amplia utilización en la agricultura, por ser un elemento de alta comercialización en el país, y por los beneficios ambientales y sociales que se podrían concretar.

En el caso particular de la finca piñera en la que se aplicó el estudio, lograron conocer que el consumo de la cuerda de polipropileno es de 4 200 unidades de rollo de cuerda de 2 115 metros cada uno al año, eso equivale a una inversión de ₡ 23 759 190 millones.

Para esta investigación se concretó una muestra de 54 kg de hojas de rastrojo de piña, la cual contiene un porcentaje cercano al 2 % de fibra, así definieron que, para producir un rollo de cuerda de 2 115 m y 5 mm de grosor, requieren de 374 kg de hojas.

A partir de ahí lograron determinar que, para obtener 16,5 rollos de cuerda, o sea la producción diaria requerida en la finca piñera estudiada, se ocupan 6,18 toneladas de hojas de rastrojo de la piña. Sin embargo, en 10 hectáreas de terreno, que es la disponibilidad semanal para la extracción del rastrojo en la finca, se generan 350 toneladas métricas por día, por lo que existe suficiente materia prima para la producción de la cuerda.

“Considerando lo anterior y con la disponibilidad diaria de material, bajo un escenario agresivo de producción constante, se lograrían producir hasta un máximo de 1 052 rollos de cuerda al día, pero dados los requerimientos del modelo propuesto se pueden producir 350 rollos mensuales, para así suplir la demanda mensual de la finca”, apuntó Valverde.

Una diferencia importante que rescató Valverde, es que el valor final de la cuerda desarrollada por ellos es de $ 17, mientras que el costo de la cuerda de polipropileno es de aproximadamente $ 10, “pero de ese precio final se debe tomar en cuenta que se ahorraron $ 4 por unidad por concepto de recolección y manipulación de la cuerda de polipropileno. La cuerda natural es más cara, por lo que no brinda un ahorro considerable, de hecho, implica una inversión; pero ese sobreprecio fue presentado ante la empresa piñera y fue aceptado, debido a los beneficios hacia su imagen, los sociales y los ambientales. En resumen, la asociación solidarista se encarga de fabricar la cuerda y se la vende a la empresa piñera, convirtiéndose en el nuevo suplidor de la cuerda, pero con todas las propiedades beneficiosas que ésta ofrece”, subrayó Valverde.

La producción de cuerda y de textil a partir de los desechos de la piña es una propuesta bien conocida en todo el mundo y sus métodos de producción son de poca complejidad tecnológica, en especial para el caso de la cuerda para agricultura, además son productos de buena calidad y la maquinaria tecnológica necesaria es de bajo costo y de fácil manipulación.

Fuente: Otto Salas Murillo. 

Oficina de Divulgación e Información UCR.

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